La pregunta Candado

Cuenta una fábula de negocios que en una oportunidad tres emprendedores se presentaron ante el presidente de Apple para proponer un negocio, que según ellos, sería el próximo gran éxito de la empresa. Luego de escuchar cuidadosamente la corta exposición, el experimentado ejecutivo tenía solo una pregunta:

- Me parece que su emprendimiento tiene un producto con mucho potencial, antes de aceptar solo me resta hacerles la pregunta candado: ¿Cuál es la debilidad del negocio o del producto?

Ante tan inesperada interrogación, los jóvenes empresarios contestaron casi automáticamente y de manera preconcebida:

- ¿Debilidad? Ninguna. La oportunidad es única y absolutamente beneficiosa para Apple. El plan de negocios ha sido cuidadosamente elaborado y la potencialidad del producto es casi ilimitada. La competencia es nula y nuestra patente está muy bien protegida legalmente.

En ese instante, el presidente de la compañía cerró su cuaderno de notas y con una amable sonrisa se alistó a ponerse de pié.
- Caballeros, les agradezco la oportunidad, pero creo que su propuesta no se apega a las necesidades de Apple. Gracias por su tiempo y que tengan un buen día –de esta manera los despedía, puesto en pié y con la mano extendida.

Entonces, antes de salir de la oficina uno de los enojados presentadores reclamó:

- Al menos sería de caballeros que nos dijera el porqué de su negativa

- La clave está en la pregunta candado –contestó el alto ejecutivo- no hay nada más débil y frágil que aquella persona que no sabe sus debilidades. No importa cuán grandes sean sus virtudes, una pequeña pero desconocida debilidad lo puede derribar. Recuerden el talón de Aquiles. Se dice que él era el más hermoso y veloz de los hombres, además, casi todo su cuerpo era inmortal, sin embargo, al no reconocer su debilidad, y al no cubrirla con armadura, una sola y sencilla flecha envenenada en su talón, lo mató. A mí también me pasó, cuando descuidé pequeños detalles y en 1985 fui despedido de la empresa que yo mismo había fundado. La pregunta candado te obliga a reconocer tus debilidades, y entonces puedes cerrar esa puerta con “candado”, y así evitar que otros la encuentren y te puedan destruir.

Después de esta gran lección, los aventurados emprendedores dejaron aquella oficina oficina entendiendo que su “única” debilidad era haber ignorado todas sus demás debilidades.

Famel Vasquez ®
Licenciado en Comercialización

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