Buenos Enemigos

Imágenes extraídas y editadas desde google|imágenes
En la ciudad había dos secundarias que siempre competían por los trofeos del campeonato de futbol juvenil. En cada una había una joven estrella que sobresalía entre todos. Desde el día en que se conocieron se llevaron muy mal pues la competitividad era absoluta: solo uno de los dos tendría la oportunidad de llevarse la beca universitaria de la mejor institución de estudios superiores del país,  y todos sabían que la decisión se cernía entre los dos candidatos. Por muchos años las estadísticas se veían parejas y eso hacía que la última temporada se convirtiera en la decisiva.

Días antes de comenzar dicha temporada, unos desadaptados y fanáticos de una de las secundarias decidieron apurar los resultados y agredir a la estrella de futbol del equipo contrario. La golpiza fue muy fuerte, lo suficiente como para enviar a la víctima al hospital. Esa misma noche, los golpeadores buscaron al otro competidor para festejar la noticia junto a él, pero su reacción fue inesperada:

Inmediatamente se aseguró de culparlos y de ponerlos en las manos de la policía. Después usó sus influencias para que se permitiera que los maleantes acompañaran al joven deportista hasta el hospital de la víctima, para que se pudieran disculpar.

Cuando el golpeado futbolista recibió la extraña visita del competidor preguntó el por qué de su rara reacción, pues se suponía que al estar fuera de competencia uno de ellos, el restante sería el ganador automático de la anhelada beca estudiantil.

-Es sencillo –contestó el futbolista que había llegado de visita- eres un buen enemigo y no puedo permitir que alguien me quite tu compañía.

Los rostros de todos en la sala de visita mostraban llenos de desconcierto y esperaban la explicación de aquellas palabras.

-Un buen enemigo como tú, -siguió el joven visitante- me mantiene afilado, es mi razón para exigirme al máximo en mi entrenamiento, me obliga a mantener mi estricta disciplina dentro y fuera de la cancha, pues sé que un solo día de distracción equivocada, me dejará atrás en la carrera.   Además, esta beca es muy importante, y el día que la gane, quiero saber que fue porque fui el mejor, no porque fui el único en la competencia. Mientras estés a mi lado podré mejorar, porque entendí que la calidad de mis retos presentes determina la calidad de mis habilidades futuras.

De esa manera, esperó que su “buen enemigo” se recupere, y mientras tanto no jugó oficialmente para evitar ganarse una ventaja sobre su competidor. Después de la pronta recuperación del contrincante, la temporada siguió, y no solo fue quien ganó la beca, sino que la pudo ceder, pues su desempeño en la cancha había mejorado tanto que le valió por una beca internacional de futbol.

Un “buen enemigo” es la mejor vía rápida hacia la mejor versión de ti mismo, de tu empresa o proyecto.

Escrito por:
Famel Vasquez
Licenciado en Comercialización

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