Cuenta una fábula que tres jóvenes estudiantes habían ganado la oportunidad de viajar a Jaipur en India: uno de Marketing, otro de finanzas y otro de relaciones públicas. Durante su recorrido turístico encontraron una rara tienda de antigüedades, donde hallaron una lámpara, que según el vendedor, era mágica y podría conceder tres deseos, tal como ocurre en las historietas de antaño. Su precio no era tan alto, por lo que decidieron comprarla. En cuanto encontraron un lugar oportuno para probarla, uno de ellos la frotó y al instante apareció un viejo genio que estaba dispuesto a conceder un deseo para cada uno de los dueños. El joven financista reaccionó con rapidez y pidió muchas riquezas para él, el estudiante de marketing, con una sonrisa en su rostro deseó ser famoso mundialmente, y ambos anhelos fueron concedidos al instante. Cuando llegó el turno del estudiante de relaciones públicas, sus compañeros se burlaron de su pedido, pues quería el celular de Obama durante una hora. “No te hablo del tipo de celular que tiene el presidente de Estados Unidos, sino del celular que ahora utiliza, ese mismo” le dijo al genio. En cuanto lo recibió envió un mensaje y una llamada personal a cada contacto que había en el móvil, y el mensaje era simple: Llamaba de parte del Presidente de Estados Unidos para recomendarlo y garantizar cualquier tipo de relación que se pueda dar en el futuro.
Luego de algunos años, el financista había perdido su dinero en malas inversiones, el profesional de marketing había sido famoso, pero ya olvidado, mientras que el relacionador público había sido recibido con agrado y trato especial ante los hombres más importantes del mundo, había conseguido fama, con ingenio había construido una gran fortuna usando esos contactos y, además se había casado con una hermosa mujer, sobrina del ex-presidente de Estados Unidos. Buena elección.
Las buenas relaciones soportan más crisis que un jugoso cheque, y son más duraderas que la admiración que algunos te ofrecen
Famel Vasquez
Licenciado en Comercialización