“Una tarde, en medio de una plaza, una niña se le acercó a un mendigo para entregarle una hermosa flor.
Los pesimistas dijeron: Le entregó una flor porque se debe dar cuenta que es un muerto en vida, como cuando alguien deja flores en el cementerio.
Los trágicos dijeron: ¡Huy, a esa niña le van a robar!
Los críticos dijeron: Que lástima que una niña tenga que hacer labor social, cuando eso le correspondería al gobierno.
Los quejambrosos dijeron: ¿hasta cuándo tenemos que soportar a estos mendigos?
Los egoístas dijeron: se está desperdiciando una bella flor en un hombre sucio y pobre.
Pero cuando la madre preguntó a la niña porqué le había regalado la flor a ese hombre, ella respondió:
“Porque cuando me caigo tú siempre me das una flor y me pasa el dolor”
Hay personas que ven muertos y ladrones en las plazas, ven errores políticos y mendigos por las calles, ven hombres sucios y pobres, pero algunos simplemente vemos gente golpeada, que se tropezaron en la vida y que solo necesitan una flor, una oportunidad para volver a empezar.
¿Qué vas a dar hoy? ¿Pesimismo, tragedia, crítica, queja, egoísmo o una flor?
¿Qué estás sembrando, una ciudad llena de dolores, o un jardín lleno de flores?
Es tu decisión.
Hellen Keller, activista y conferencista sorda y ciega dijo: No soy la única, pero aún así soy alguien. No puedo hacer todo, pero aún así puedo hacer algo; y justo porque no lo puedo hacer todo, no renunciaré a hacer lo que sí puedo.
Famel Vasquez
Licenciado en Comercialización