El Truco del Durazno

En cierta ocasión, un maestro estaba sentado junto a uno de sus discípulos, y con la intención de mostrarle la importancia de la autoconfianza, le contó una pequeña historia llamada “El truco del durazno”:
En una oportunidad un niño había recibido un jugoso y hermoso durazno como postre de su almuerzo, se veía tan delicioso que el pequeño no se cansaba de mirarlo y sentirse feliz por su regalo. Entonces se acercó otro niño algo mayor que el primero, y por su edad, no había recibido dicho regalo, sin embargo deseaba tener esa llamativa fruta, y dijo:
- Pequeño amigo, ¿porqué tienes ese horrible brócoli en tu mano? ¿te lo vas a comer? Ese tipo de brócoli es horrible.
- ¡No es un brócoli! – respondió el dueño de la fruta, algo enojado- esto que está en mi mano es un sabroso durazno, y es solo para mí.
- No, eso no es un durazno, es un horrible brócoli. Y es mejor que te lo comas tú solo, yo no lo comería de ningún modo.
-No, esto es un durazno, no es un brócoli –contestó el pequeño enojado.
-No lo creo, me parece que es un brócoli. El durazno tiene un sabor dulce. Si en verdad dices que no es un brócoli, tendría que probarlo para creerte.
-Te digo que es un durazno, ten, pruébalo y verás que es un jugoso durazno.
Entonces el segundo niño tomó la fruta y, de un gran mordisco devoró casi la cuarta parte.
- Tienes razón –dijo el infante manipulador- pero ¿dónde robaste este durazno? Eres muy niño y la única forma en que lo tuvieras, es si lo has robado.
- Yo no he robado nada, este durazno es mío.
- No me mientas, ésta no es tu fruta, dime a quién la robaste –insistía el niño de mayor edad.
- Te digo que es mía, yo nunca he robado nada, no soy ningún ladrón.
- ¿A, si? Demuéstramelo entonces, si de verdad es tu durazno, entonces regálamelo, pues solo si es tuyo podrías dármelo, si no, significa que te lo robaste – decía el malicioso niño, mirándolo con un rostro acusador.
- Claro que no soy un ladrón, y para que veas que es así, aquí tienes el durazno. ¿Ahora me crees que es mío?
- Tenías razón –dijo el niño mayor, haciendo una pausa para terminar la fruta- el durazno era tuyo. Perdón por dudar.
Entonces el maestro dijo: No hay nada peor que alguien que no sabe el valor de lo que tiene. Si no conservas tu autoconfianza, alguien vendrá y la utilizará en tu contra. Cree en los frutos que tienes en tus manos, cree en lo que son, cree en su valor, y cree que eres digno de ser su dueño. Caso contrario, siempre habrá quien te pueda manipular y robar lo mejor que tienes. No caigas en el truco del durazno.

Famel Vasquez
Licenciado en Comercialización


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